¿Qué son las etiquetas RFID?
La etiqueta RFID es un dispositivo inteligente tipo pegatina, de pequeñas dimensiones con capacidad de almacenar datos y de transmitirlos a través de señales de radiofrecuencia. La información y la trazabilidad que envía sobre un producto se puede captar de forma rápida y automática por un receptor de señal.
A pesar de su pequeño tamaño, son capaces de codificar una gran cantidad de información sobre un producto durante toda la cadena de suministro. Su capacidad de almacenaje de datos permite que el artículo al que hacen referencia pueda ser trazado desde el proveedor de materias primas hasta la llegada del producto al punto de venta, gracias a la radiofrecuencia. De manera que, los trabajadores de una empresa pueden comprobar en tiempo real y cuando lo necesiten toda la información contenida en ellas.
¿Qué tipo de Etiqueta RFID debo elegir?
Es fundamental la selección de la etiqueta adecuada, pues dependiendo del producto o el entorno en el que la vayamos a utilizar necesitamos un tipo de frecuencia u otra. Es por ello por lo que las etiquetas RFID pueden transmitir a diversas frecuencias o señal de sintonización. Las principales según sus aplicaciones son:
– Ultra Alta Frecuencia (UHF): Abarcan un rango de frecuencia desde 300 Mhz a 3 Ghz. Siendo aplicadas principalmente en los sectores del retail, logística, sector sanitario e industria farmacéutica. Para funciones propias como la trazabilidad, inventarios, localización de artículos y registros, almacenamiento, anti-hurto o control de entradas y salidas.
– Alta Frecuencia (HF): El rango de frecuencia de las etiquetas RFID HF va desde 3 Mhz a 30 Mhz. Comúnmente utilizados para tarjetas de pagos, tickets, acceso, transmisión de datos, seguimientos o registros. En el sector bancario y de ocio.
– Baja Frecuencia (LF): Cubren el rango de frecuencia de 30 Khz a 300 Khz. Se suelen utilizar para el control de acceso, la identificación, trazabilidad y gestión de animales y de la cadena de montaje. En sectores como la industria o la ganadería.
¿Cuáles son sus usos en la alimentación?
Una de las preocupaciones esenciales de la industria alimentaria es la seguridad sanitaria de los productos. La tecnología RFID ofrece un gran número de ventajas para garantizar esa trazabilidad de los alimentos en cualquier etapa del proceso de producción:
– Permite las entradas de productos del campo con alertas de tiempo de maduración u otros procesos asociados
– Control de la temperatura en la cadena de frío; el registro de movimientos entre cámaras de secado/zonas de curado
– Controlar los volteos en los procesos de curado de quesos y productos parecidos.
– Crear alertas para evitar stocks obsoletos o caducados.
– Además, podremos almacenar toda la información que debe ser incluida acerca de los productos (entradas; calibres; variedades; etc.), y de ese modo asegurar el cumplimiento de la normativa legal vigente.
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